Dejaros llevar por el contenido de este blog, introduciros en mi mundo, olvidaros de todo y empezad a soñar conmigo.

domingo, 29 de diciembre de 2013

Capítulo 11 (Un puente hacia la libertad)

Llegó el día. Tardamos una hora y media en llegar al club. Llevamos a Rayo en un remolque y fue cómodo durante todo el viaje. Estaba muy nerviosa pero intentaba mantener la calma y en eso Stacy me ayudó mucho. Me dijo que lo teníamos todo muy ensañado y que nos iba a salir muy bien. Iba vestida con unos pantalones de montar blancos, las mismas botas de siempre pero limpias y una chaqueta azul muy elegante. Había muchos jóvenes jinetes, unos de mi edad, otros un poco más mayores y otros un poco más pequeños. Había también unos caballos preciosos.
         Primero hicimos la prueba de Doma Clásica. Vi a los distintos jinetes cómo lo hacían antes de que me tocase a mí. Era un nivel bastante bajo. Sólo hacían en las reprises diagonales, círculos y transiciones fáciles. Yo en cambio, aparte de eso, también hice espalda adentro, espalda afuera, apoyos, todo eso al trote, y transiciones más difíciles como parada-trote o paso-galope y viceversa. Estaba claro que yo iba a ganar en esta prueba, ya que tenía más nivel. Lo que no sé es cómo se les daría la prueba de salto.
         Mi prueba de salto era de 1.00 m. Me salió bastante bien, tiré una valla, pero Rayo era muy rápido, así que hicimos buen tiempo. Estaba contenta hasta que vi que ninguno de ellos saltó 1.00 m sino que ellos saltaban 1.20 m. En conclusión: ellos se centraban más en salto y yo me centraba más en Doma Clásica. Así que estaba todo muy igualado. Al final, uno de los jueces tomó la palabra:
         -Puesto que hay jinetes y amazonas de distintos niveles y distintas modalidades, se nos ha hecho difícil la elección de los ganadores. Hay 5 jinetes destacados, pero sólo podemos elegir a 3. Después de debatir durante más de 10 minutos hemos decidido los puestos: tercer puesto, Melanie Steveson; segundo puesto, Marta García; y primer puesto, Teresa Collins. A continuación, se hará la entrega de premios. Los ganadores que vayan al pódium.  
         Al oír mi nombre, no pude aguantar la alegría. Abracé con fuerza a Stacy y le di las gracias por haberme enseñado todo lo que sabía. Fui a los establos a ver a Rayo, le dije que habíamos ganado mientras le achuchaba contra mí. Rápidamente, fui al pódium, a la entrega de premios.

         La medalla de plata lucía sobre mi pecho, y brillaba con la luz del sol. A lomos de Rayo, completamente a pelo, estábamos en el bosque, disfrutando de un largo y relajante paseo, después del duro trabajo y entrenamiento que habíamos realizado. Los aplausos, un señor con traje entregándome la medalla y dándome unas flores, las felicitaciones y todo eso, ya habían pasado. Anoche, dormí como nunca, después del duro día del concurso. Imagino que Rayo también habrá dormido como los ángeles. No me había quitado la medalla aún, y había intentado hacer una con plastilina para Rayo, pero se nota que no soy una manitas y me salió una chapuza. Al final decidí, que qué mejor premio que un terrón de azúcar y una sesión de caricias y mimos. Le saqué a pasear, para darle un día de descanso y no entrenar tanto, porque nosotros también necesitábamos vacaciones. Durante el viaje fui hablando con Rayo sobre la emoción del concurso y todo eso. También le dije:
         -¿Te acuerdas de María? La chica a la que le prometí que la enseñaría a montar. Pues bien, yo nunca olvido las promesas y voy a cumplirla. Eso sí, acamparemos por la noche, ya he llamado a Stacy para avisarla de que estaríamos un par de semanas fuera.
         Acampamos durante dos noches, y al mediodía del tercer día, vi a lo lejos una casita que parecía abandonada, pero yo sabía que María estaba allí. Desmonté de Rayo y llamé a la puerta. Nadie la abrió y nadie contestó. Pregunté:
         -¿Hay alguien ahí?-Reconocería esta casa en cualquier parte, sabía que era la de María, pero no entendía por qué nadie me abría la puerta. Puede que estuviesen haciendo recados o puede que…se hubieran mudado. Pero yo era optimista y llamé otra vez hasta que oí un susurro de voz gastada, grave y enferma.
         -Ahora voy…mi cuerpo ya no está para paseítos.
         Esperé y esperé y por fin abrieron la puerta. Una anciana con un bastón que andaba y hablaba con dificultad me abrió la puerta.
         -¿Quién eres tú, jovencita? ¿Traes noticias de mi nietecita María?
         -Precisamente quería venir a verla. ¿Sabe usted dónde está?
         -Vamos a sentarnos y ahora te cuento.-Carraspeó. Me senté en una alfombra gastada y dejé que la abuela se sentara en la única silla de la casa.-Bueno, para empezar quisiera saber quién eres tú.
         -Soy una amiga de María, vine aquí hace poco más de tres años. Nos conocimos y nos hicimos amigas. Pero por motivos personales, tuve que esca…-rectifiqué- mudarme. El caso es que he vuelto para enseñarla a montar; sé que ella quería con toda su alma montar por primera vez a caballo y he venido a hacer sus sueños realidad.
         -Seguramente ya hayas deducido que soy la abuela de María. Me han dicho que toda la familia, María, su madre y su padre, han ido a hacer recados. Pero me he enterado de que aquí pasa algo grave. Yo estoy aquí porque me acaban operar de cáncer y estoy débil, me tienen que cuidar, ya que no soy capaz de hacerlo por mí misma. El caso es que nuestra situación económica ha empeorado, porque han tenido que pagar mi intervención. Tenemos poca comida y como no podemos comprarla, la única forma es ir al bosque a cazar. Pero el bosque, como ya sabrás, está muy lejos de aquí y necesitamos coche. Antes lo alquilábamos, pero ahora ya no podemos, y lo que hacemos es usarlo a hurtadillas. Pero hace una semana nos pillaron y nos han obligado a pagar 1.000 euros. Como comprenderás, no tenemos tanto dinero. Así que ahora están intentando pedir un préstamo o alguna ayuda.
         -Bueno…yo tengo aquí algo de dinero que llevo ahorrando para intentar comprarme un caballo, aunque ahora que ya lo tengo no me hace falta. Además, hace unos días gané un concurso de hípica y gané unos 50 euros.
         -No podemos aceptar tu dinero.
         -Si queréis os lo doy y cuando podáis me lo devolvéis.
         -Podemos considerar esa posibilidad, pero yo no puedo decidir nada hasta no vengan ellos.
         -Pues esperemos…-un silencio incómodo se apoderó de la pequeña habitación.
         -Te ofrecería un té, pero aquí no hay nada más que agua y tendría que ir al pozo a por ella.
         -No te preocupes, no tengo sed. ¿Cuánto hace que se han ido?
         -Pues hace unos 15 minutos, pero creo que no han ido muy lejos y que no tardarán en llegar.
         En ese momento, se oyó un disparo de una escopeta y unos gritos. La puerta se abrió de golpe y apareció María gritando: “¡ven, abuela, corre!”. La ayudó a levantarse y, todo lo deprisa que pudieron, se subieron a un coche que estaba junto a la casa. María no cabía ya que estaban, sus padres adelante y la abuela atrás, que ocupaba los dos sitios y tenía que estar cómoda. Además, el coche era muy pequeño, ya que no se podían permitir un coche grande. Se empezó a agobiar hasta que yo dije:
         -Puedes venir conmigo montando a Rayo.
         -Pero…no sé montar.
         -Siempre hay una primera vez para todo.
         Sus padres la apremiaban porque decían que les estaban persiguiendo. María titubeaba pero al final se decidió y la ayudé a subir sobre Rayo. Se asustó aún más cuando vio que estaba suelto y no tenía ni silla ni bocado, pero yo la dije que no pasaba nada, que era un caballo dócil y que no la iba a hacer nada. Pero entonces, recordé el accidente. Y María no tenía casco. Le susurré a Rayo en el oído:
         -Por favor, pórtate bien, sólo es una amiga, no hagas de las tuyas, por favor… Además, yo también estoy aquí. No querrás hacerme daño, ¿verdad? -Percibí un gesto de compasión en los ojos de Rayo y creo que entendió. María se montó delante de mí y la agarré para que no se cayese. También le dije que se sujetase con las piernas todo lo que pudiese y nos fuimos al galope, detrás del coche robado. 

4 comentarios:

  1. Está bien. Has puesto algunas descripciones y eso le añade más belleza al texto.
    "Pero se nota que no soy una manitas. Ese "soy" está en presente. Claro que puede que Marta ahora no sea una manitas, pero si estamos narrando en pasado, los verbos tendrán que estar así jajaja
    También he visto que al principio de la conversación con la abuela, Marta le trataba de usted y luego de tú.
    Bueno, espero el siguiente. Este me ha gustado por el concurso (me encantan).
    Espero saber qué pasa después de que escaparan, si logran cogerles. ^^
    Un beso.
    PD: espero no ofenderte con mis opiniones T^T

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  2. Ese "soy" es en presente porque actualmente Marta no es una manitas. Ni ahora ni nunca lo será y sigue siendo mala con las manualidades, por eso está en presente. Los verbos pueden variar, depende de cómo sea la acción. Lo de la abuela, no me he dado cuenta pero no se nota casi nada. Además, de que a medida que van conversando, van cogiendo más confianza. Creo que lo tendré...bueno no sé, ya te aviso por tuenti cuando lo voy a subir porque es que no lo tengo ni escrito jaja xD Tranquila, no ofendes, además, para compensar, cuando tenga tiempo pongo algún comentario en tu blog jeje xD

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  3. Ya, pero a pesar de eso, se debería poner en pasado. Pero, bueno, da igual.
    Jajaja pondrás uno como diciendo: "Te la devuelvo". Jajaja
    Un beso
    PD: puedes seguirme dándole al gadget de seguidores?

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  4. Hombre, te la devuelvo y también pondré algo más jajaaj xD Vale, te seguiré, ponme tu blog por aquí o si no por tuenti

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