Dejaros llevar por el contenido de este blog, introduciros en mi mundo, olvidaros de todo y empezad a soñar conmigo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Capítulo 10 (Un puente hacia la libertad)

Al día siguiente, intentamos otra vez a dar cuerda a Rayo. Esta vez nos hacía caso, pero estaba distraído, siempre estaba levantando la cabeza e intentando ver a sus amigos. Pasó un mes en el cual no conseguimos mucho, ya que Rayo seguía distraído. Nos daba pena y le soltábamos al final con sus amigos. Pero un día, decidí ponerme seria. Le di con la traya y le grité. De repente, dio un vuelco, pero me hizo caso. Y le dije: "así se hace". No dejé que levantase la cabeza, y Rayo pareció captar mi mensaje, y obedeció. Le di cuerda durante media hora, de la cual Rayo no hizo nada incorrecto porque yo estaba siempre alerta. Acabó sudoroso y cansado, pero le di una zanahoria como premio. Le duché y le dejé con sus amigos en los paddocks. Le hice saber que hoy lo había hecho muy bien y le di otra zanahoria y una sesión extra de mimos.
         Pasaron dos semanas en las cuales le daba cuerda todos los días. Se portó bastante bien, porque yo no bajaba la guardia. Tras dos semanas, decidí intentar ponerle la silla. Despacio y poco a poco, cogí la silla, se la acerqué al morro para que la oliese y se la fui poniendo despacio. No hizo nada, ni siquiera se movió, ya que aún no había olvidado cuando me subí a él, y la silla pesaba menos que yo, claramente. Le puse la cincha floja y le di cuerda con la silla. Se portó como siempre. En la semana siguiente, probé a ponerle el bocado. Se lo metí delicadamente, pero cuando lo tuvo en su boca, me pegó un empujón y me caí. Rayo se intentó soltar y a moverse todo el rato, menos mal que lo tenía sujeto. Mientras le di cuerda, noté que estaba muy molesto. Era normal, pero en las semanas siguientes se fue acostumbrando, poco a poco.
         Estaba muy contenta con los progresos de Rayo. Cada día, después de la sesión, le daba zanahorias y le acariciaba. Él también estaba contento. Lo notaba. Ahora estaba feliz, con sus amigos y conmigo. En cuanto a María, le empecé a explicar todo lo que sabía sobre caballos. Primero le expliqué lo que me enseñaron en el campamento de navidad. Y después, la postura al montar a caballo. No servía de mucho porque hasta que no tuviera la sensación no sabría cómo hacerlo. Pero al menos, yo le iba enseñando poco a poco.
         A las pocas semanas, Rayo ya se había acostumbrado al bocado y a la silla e iba a la perfección, siempre obediente. Decidí montarle. Ya le había montado a pelo, ahora sólo faltaba enseñarle a obedecer al bocado. Le monté con cautela y cogí las riendas despacio. Las reuní todo lo que me permitió Rayo. Y empecé a enseñarle. Así, estuvimos practicando durante más de dos meses, hasta que Rayo entendió lo que quería decir cada pie y cada mano.
         Un día, una mujer que me había ayudado a domar a Rayo, le montó. Yo le dije que no lo hiciera pero ella me respondió:
         -Se tiene que acostumbrar a que le monte cualquier persona. Si no le monto no aprenderá.
         En cuanto se subió, Rayo notó que no era yo. Se puse a galopar y a dar coces, como si fuese un potro de menos de un año, que no estaba domado. De pronto se paró y se puso a dos patas, con tanta fuerza que tiró a la mujer. Se quedó en el suelo, inconsciente, y empezó a sangrar por la cabeza. “Eso pasa por montar sin casco”, pensé. Empecé a gritar para avisar a quien estuviese cerca. Varios hombres con botas de montar vinieron y me preguntaron qué había pasado. Cuando se lo conté, su versión era esta:
         -Lo que ha pasado en realidad ha sido que no has domado bien al potro y en cuanto alguien que sabe montar mejor que tú se ha subido, el potro, que no estaba domado, le ha tirado. Por tu culpa, casi muere.
         Les ignoré porque yo sabía lo que había pasado de verdad y la llevamos a una ambulancia. Por fortuna, no había muerto. En cuanto estuvo despierta fui a hablar con ella.
         -¡Ese caballo tuyo casi me mata!-Me dijo, nada más verme.
         -Si te hubieras puesto casco no te hubieras hecho tanto daño.
         -¡No grites! ¡Me duele la cabeza y todo por tu culpa!-No la había gritado, en realidad era ella quien me gritaba, pero lo dejé pasar.-En cuanto esté bien, diré que maten a ese caballo.-Recordé cuando me había pasado esto mismo en mi ciudad. El destino nos escogió a Rayo y a mí y a nadie más. Teníamos una unión inseparable, no había nada en el mundo más que nosotros. El problema es que nosotros teníamos que interactuar con el mundo para sobrevivir. A veces pienso si debería haberme quedado en el bosque junto al río, sin nadie más que nosotros dos. Mi caballo y yo. Todo el mundo quería matarle. ¿Por qué? Si él quería que le montase sólo yo, pues sólo le montaba yo. ¿Por qué la gente era tan cabezota?
         Esta vez, antes de escaparme, busqué en internet pueblos o ciudades donde hubieran club hípicos. Me despedí de María y la dije que algún día volvería para enseñarla a montar a caballo. Imprimí un mapa, preparé a Rayo, ya con silla y bocado y me fui galopando. Al anochecer paramos y acampamos. Partimos al día siguiente, casi sin descanso, sólo para dormir y para comer escasamente. A la tarde, llegamos al club hípico donde quería ir. Había visto que allí hacían de todo, incluso domaban a los caballos más difíciles. Pero yo no quería que domasen a Rayo. Él, para mí, ya estaba domado. Si no quería que nadie más que yo le montase, pues nadie le iba a forzar.
         Así que, llegué. Estaban haciendo una exhibición de Doma Clásica. Desmonté y la terminé de ver, ya que había empezado antes. Un caballo negro, esbelto y elegante, junto con una mujer de unos 30 años, estaban realizando un brillante baile. La música clásica, sonaba desde unos altavoces que habían puesto. Toda la gente estaba callada, atenta a la pareja, contemplando su coordinación y cómo se unían para formar sólo uno. Desde ese momento, entendí que la doma no sólo son unos simples movimientos, es algo mucho más bonito, complejo, bello, interesante. Cuando terminó, todo el mundo clavó la vista en mí y en mi caballo. Me estaba poniendo colorada, pero antes de que me echase a llorar de vergüenza, la amazona vino y gritó:
         -¡Se acabó la exhibición! Pueden irse, o, si les apetece, quedarse a la fiesta en el edificio principal.-Inmediatamente, la gente se fue y todo se despejó, hasta que pude hablar con la mujer.
         -Me llamo Marta y este es rayo, mi caballo. Está domado, pero no deja que nadie le monte, ha ocurrido un accidente porque no me hacían caso y le montaron, encima sin casco.-Me presenté.
         -He conocido a bastantes caballos así. Algunos hacen tan buena pareja que nadie les puede separar, y no dejan que nadie les monte, más que su dueño. Yo fui uno de esos casos. Este caballo negro, que ves aquí, está ya mayor, tiene 19 años, pero aún le monto. Le conocí cuando él tenía 5 años. No estaba domado, porque sus anteriores dueños le maltrataban. Yo, tras muchos años, le comencé a domar bien, a cuidarle y a quitarle el miedo a los humanos. A sus 11 años, le empecé a iniciar en doma y a entrenarle, y he conseguido competir y ganar varios concursos nacionales, pero nada más. A pesar de los años, sigue haciéndolo igual de bien que siempre. Me llamo Stacy y soy la dueña de este club hípico, donde nada es imposible y donde prometo que todo se va a cumplir.-Me estrechó la mano y me dio un beso.-Acompáñame y dejaremos a Rayo en una cuadra.
         A partir de ahí, empecé a entrenar a Rayo en la especialidad de doma. Todos los días, iba a la pista con Stacy y practicábamos. También me inicié en salto. Había otra pista donde se hacía salto. Allí, entrenaba con Rayo por las tardes y doma por las mañanas. El potro, que ya no era un potro sino un caballo hecho y derecho, acababa cansado todos los días, muy cansado. Le dio un pequeño ataque al corazón y me asusté mucho. Se recuperó, pero, a partir de ese día, decidí entrenarle sólo por la mañana, un día salto y otro doma. Aprendió varios pasos de doma: espalda adentro y afuera, paso español, paso atrás, apoyos, elevada, trote largo, trote corto, galope en trocado, galope largo, transiciones, reprises…etc. Y también llegó a saltar un metro. Le enseñé el piaffe y aprendió a reunir muy bien, sin ningún problema.

         Stacy me dijo que Rayo y yo estábamos preparados para empezar a concursar. Yo, una niña que ya tenía 10 años, Rayo un caballo de unos 7 años, habíamos aprendido mucho uno del otro. Ahora éramos una pareja inseparable, coordinada, entrenada para concursar. Stacy me había cogido mucho cariño, era practicamente como una hija para ella y como una madre para mí. Yo, no había olvidado la promesa que le hice a María, y me dije que, en cuanto pudiera, iría con ella. El día que Stacy me dijo “¡Te he inscrito al concurso local de doma y salto de la ciudad! Va a ver 30 concursantes.”, casi me da un infarto de la alegría. Eligiendo la música, preparando el ejercicio y entrenando salto, impaciente a más no poder, estaba esperando a que llegase el día que cambiaría mi vida por completo.

5 comentarios:

  1. ¿Cuándo podrás subir el capítulo 11? Me tienes enganchada O.O
    Me encanta la historia enserio.

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  2. Pues, no sé, puede que hoy, y si no mañana. La verdad es que voy muy lenta, porque estoy muy liada. Ya sabes, las vacaciones, los viajes, la familia, los amigos...mis estudios de violín y piano...etc. Pero con dedicación, yo puedo jeje xD Muchas gracias, me alegra saber que tengo lectores que disfrutan con mi historia. Tengo otra historia en mente, no sé si irá de caballos por completo, o si sólo aparecerán algunos, pero cuando la haga, te agradecería que la leyeses y me dijeses que te parece ;)

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  3. Aquí vengo con mi opinión y lo digo todo con cariño.
    Repites mucho las palabras, lo puedes cambiar también por determi antes.
    Te agradecería que describieras más, porque no sé cómo es Marta.
    Hay veces que pones comas donde no hace falta y, otras, te faltan. Pero nada grave.
    Hay algunas faltillas de nada, que con el tiempo se quitarán, tranqui ^^
    El hecho de que sus padres no la buscarán es raro, mas los meses que pasa sola y todo eso. Me impresiona cómo los mayores no le pregunta por sus padres.
    También tienes laísmo, dices "la dije", en vez de "le dije".
    Hay verbos en presente, cuando deberían estar en pasado.
    El lenguaje que tenía la prota es demasiado desarrollado para su edad.
    Te aconsejo que narres en primera persona y presente o tercera en pasado o presente.
    Sólo te aconsejo ^^
    Sé que es tu primera historia y, tranquila, que irás mejorando. Y te voy a decir que has ido mejorando en cada capítulo.
    Me encanta cómo expresas la unión que hay entre ellos.
    Besos.
    PD: espero haberte podido ayudar (:

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  4. Me dijeron que escribía demasiados puntos también y que debería poner comas en vez de puntos. La verdad es que las comas no son mi punto fuerte :S En cuanto a la descripción, yo me centro más en su personalidad, y la verdad no me importa ni su pelo ni sus ojos, yo sólo quiero describir su personalidad y sobre todo la personalidad y el aspecto del caballo. Seguramente las faltillas no son casi nada, porque yo leo mucho y hay millones de blogs con un montón de faltas más. Será algo que se me escapa y ya está, porque yo nunca escribo nada mal, de todas formas, cuando termine de escribir la historia, la revisaré enterita. Lo de la dije, está bien, porque se lo dice a una chica, le dije es decírselo a un chico. Lo de los padres, bueno, la verdad es que sí que es un poco raro, pero en los últimos años que Marta estuvo con ellos, se distanciaron y era como si no fuese nada. Era un pasado malo y quería olvidarlo. Y bueno, a Stacy se lo contó todo, lo que pasa es que no sale en la historia :S Pero ella la adoptó como si fuese su hija, así que no la importaron sus padres. Lo de la prota, sí que es verdad y me lo han dicho, pero también hay que tener en cuenta que es muy madura. Y lo de los verbos...Te habrás equivocado porque todos están en pasado. Lo narro en primera persona y en pasado. Muchas gracias, pongo todo lo que siento en los caballos <3<3<3 xD

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  5. Me dijeron que escribía demasiados puntos también y que debería poner comas en vez de puntos. La verdad es que las comas no son mi punto fuerte :S En cuanto a la descripción, yo me centro más en su personalidad, y la verdad no me importa ni su pelo ni sus ojos, yo sólo quiero describir su personalidad y sobre todo la personalidad y el aspecto del caballo. Seguramente las faltillas no son casi nada, porque yo leo mucho y hay millones de blogs con un montón de faltas más. Será algo que se me escapa y ya está, porque yo nunca escribo nada mal, de todas formas, cuando termine de escribir la historia, la revisaré enterita. Lo de la dije, está bien, porque se lo dice a una chica, le dije es decírselo a un chico. Lo de los padres, bueno, la verdad es que sí que es un poco raro, pero en los últimos años que Marta estuvo con ellos, se distanciaron y era como si no fuese nada. Era un pasado malo y quería olvidarlo. Y bueno, a Stacy se lo contó todo, lo que pasa es que no sale en la historia :S Pero ella la adoptó como si fuese su hija, así que no la importaron sus padres. Lo de la prota, sí que es verdad y me lo han dicho, pero también hay que tener en cuenta que es muy madura. Y lo de los verbos...Te habrás equivocado porque todos están en pasado. Lo narro en primera persona y en pasado. Muchas gracias, pongo todo lo que siento en los caballos <3<3<3 xD

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