Dejaros llevar por el contenido de este blog, introduciros en mi mundo, olvidaros de todo y empezad a soñar conmigo.

martes, 4 de marzo de 2014

Equitación

Una carta para la equitación de una amiga llamaba Mabela. Es preciosa, he llorado cuando he terminado de leerla *.*

Quería decirte que:

No eres fácil de hacer, no haces débil a nadie, ni tonto al que te practica. Eres algo del que se burlan, pero tú sigues hacia delante. Quiero decirte que te aprecio, que te siento y que te adoro. Tú, más que nadie, (a parte de mis padres) me has enseñado que las palabras no importan tanto como los hechos. Tú me has demostrado que las caídas, no son una causa para reírse, ni tampoco para llorar, ni para cogerle miedo a mi compañero, sino para saber en qué me he equivocado. Me has enseñado a reconocer mis errores, y a soñar despierto. A ser fuerte, y solo escuchar, lo que de verdad te enseña. A buscar mis sueños y luchar por ellos.

Equitación, no eres algo al que haya que temer, si no algo al que respetar. Tú le has enseñado a muchas personas a hacer de ellos, personas importantes en un mundo que tienen de lado, tu mundo, el que tú has creado. Y pensar que todos los días de mi vida, sin exagerar ni un segundo, te he tenido a mi lado, sacando la curiosidad que mi mente aún no había desarrollado. Nací contigo, crezco contigo, sueño contigo, pienso contigo...

Equitación, hay algo, una cosa que tú nos mandas a la vida, que lo colocas en nuestro camino y que nosotros lo recibimos sin un principio pero sí con un final. El caballo es el mayor regalo que le puedes dar a una persona, porque el caballo es tu núcleo y tu boca para hablar. El caballo nos regaña, y nos enseña, nos quiere pero también se enfada, te enseña a pensar en los que no hablan usando palabras, si no que hablan usando gestos y miradas.

A través de esta carta, Equitación, te doy las gracias por aceptarme en tu mundo, ofrecerme caminos y enseñarme sueños. Darme lecciones y también esperanzas. Enseñarme momentos mágicos, y a ver paisajes sin olvidarme de que un día me gustaría estar ahí. Gracias por enseñarme que debo tener paciencia, que soy más de todo aquel que piensa. Y que gracias por compartir tu secreto, porque cuando los demás (los que no te conocen) digan caballo, dirán ese ser vivo de cuatro patas con flequillo, crin y cola al que se le puede montar darte paseos y llevártelo a la feria para que se suba todo el mundo, o para montarlo cuando te dé la gana, pero cuando diga caballo yo, ya sé lo que es, y puedo asegurarte que nunca he sentido tanto amor por un “animal” llamado, Caballo.

De una amazona llamada Mabela.