Dejaros llevar por el contenido de este blog, introduciros en mi mundo, olvidaros de todo y empezad a soñar conmigo.

sábado, 4 de enero de 2014

Capítulo 14 (Un puente hacia la libertad)

          -Yo creo que deberías olvidarte de ese chico. –comentó María.
         -Lo intento pero no puedo. Es algo difícil de explicar. Aunque esté pensando en otra cosa la imagen de aquel chico siempre me viene a la mente.
         -Pues tendremos que hacer algo.
         -Yo creo que deberíamos dejar de hablar del crío y centrarnos en el presente.
         -Sí, eso. ¿Cuánto queda? –observé la pradera para ver cuánto nos quedaba.
        -¡Ya estamos! –exclamé. –María se quedó con cara de “yo no veo nada”. –Fíjate, ¿no ves unas casitas a lo lejos?
         -¡Es verdad! ¡Al galope, Rayo! –Rayo, al reconocer el lugar se lanzó a galope tendido hasta el club donde Stacy nos esperaba. María se olvidó del dolor del hombro y esta vez galopó pero sin ninguna preocupación.
         Llegamos y Stacy nos saludó con un cálido abrazo. Le conté lo que había pasado, aunque ella ya conocía a María porque la había hablado mucho de ella. Dejé a Rayo en su cuadra y acompañé a María al médico junto con Stacy. Le pusieron un cabestrillo y dijeron que no podría hacer deporte en unos días porque tenía el hombro dislocado.    
         -¿Me enseñas a montar, Marta?
         -¡Sí, vamos!
         -Eh, ¿dónde vais? Alto ahí, señoritas. El médico ha dicho que no puedes hacer deporte. –nos recordó Stacy.
         -Jolín, si ya han pasado 3 días. –replicó María.
         -El médico dijo que hasta dentro de dos semanas no puedes montar.-Esos tres días María los había pasado viéndome entrenar con Rayo. Yo estaba empezando a cansarme del salto. Ya saltaba 1.20 m, incluso llegué a saltar 1.40 en salto aislado. Pero al fin y al cabo, sólo era saltar como indica su nombre. En cambio la doma era la armonía entre caballo y jinete, la coordinación y los movimientos. Era una disciplina prácticamente infinita en la que nunca se dejaba de aprender. Era tan bella y tan compleja a la vez que me enamoré. Así que seguía enseñando a Rayo los cambios de mano al galope, los apoyos al galope, pirueta al paso, trote y galope, paso español y muchas cosas más.
         María tenía cada vez más ganas de montar a caballo y verme  hacerlo era algo que aumentaba sus ganas. Por eso sólo aguantó 3 días y cuando Stacy la dijo que no podía aún se deprimió bastante.
         -Tranquila, que dos semanas se pasan rápido. –la consolé.
      -Pero si te veo montar es como una tortura, verte tan alegre montando mientras que yo no puedo.
         -Pues no me veas.
       -¡Pero es que me encanta verte! Además, no tengo otra cosa que hacer.- Pasaron dos días más y no me gustaba verla tan triste de modo que a escondidas ensillé a un caballo muy dócil, el más manso de la hípica y le dije a María que montase. Ella, aún no muy convencida dijo:
         -¿Y si nos pillan?
         -Tranquila, Stacy está limpiando los establos y suele tardar como una hora o así en terminar. Ya lo tengo todo calculado.
         -¿Y si me caigo?
         -Oh, por dios, no te vas a caer, este caballo es para niños pequeños y no hace nada.
         -¿Y si…?
      -¡Deja ya de hacer preguntas! ¿Quieres montar o no? –exclamé un poco enfadada.
         -Sí…-dijo en un suspiro. Por un lado quería montar pero por otro le daba un poco de miedo.
         -Tranquila, no te pasará nada. –Había sido un poco dura con ella así que la tranquilicé. La ayudé a subir, lo que nos costó mucho, ya que no podía agarrarse con el brazo izquierdo. Cuando estuvo subida empezó a andar, yo delante del caballo, para que sintiese la sensación y la estuve explicando la posición de los pies, las piernas, la espalda, los brazos y las manos. Al final de la clase trotamos y la enseñé a levantar el culo y a hacer trote levantado. El galope lo dejaríamos para cuando se curase del brazo. Así, algunos días, cuando Stacy estaba ocupada montábamos y yo la enseñaba todo esto y a iniciarla un poco en Doma Clásica. Cada vez le dolía menos el brazo pero aún no podía moverlo.
         -¿Crees que mis padres estarán preocupados por mí? –me preguntó María.
         -Si te han abandonado de ese modo, no creo.
         -A lo mejor no se han dado cuenta.
         -O a lo mejor querían librarse de una boca a la que alimentar.
         -Entonces se hubieran librado de la abuela. –nos echamos a reír.
        -Pero no tuvieron oportunidad. Contigo sí, y si no hubiera sido por mí, seguro que te hubieran dejado a merced del banco. Dijeron que íbamos al norte porque no se les ocurría otra cosa y no sé si te diste cuenta, pero se quedaron pensando antes de responder. Eso es porque estaban pensando una mentira. Y eso explica también por qué se mantuvieron tan alejados de nosotras durante el viaje.
         -No me lo puedo creer…todos estos años han querido librarse de mí… ¿y la abuela? La abuela me quería.
         -O puede que sólo estuviera fingiendo.
         -¿Y eso en qué la beneficiaría?
         -Buena pregunta…pero no sé la respuesta.
         -Bueno… ¿y tus padres? ¿No les echas de menos?
         -Ahora mi única madre es Stacy. Y para mí, mi antigua familia quedó olvidada hace mucho tiempo. Sólo son una jodida familia que no saben respetar los gustos de los demás.
         -Shhh…no digas palabrotas que Stacy nos va a oír.
         -Ejem… ¿qué estás haciendo, María? –Stacy nos sorprendió. Estábamos en una de nuestras “clases” y nos habían pillado. Nos quedamos mudas por un instante pero enseguida yo dije:
         -Sólo estábamos montando un poco…es que parecía tan triste…pero ya lo íbamos a dejar.
         -¿Qué os advertí yo?
         -Que no montásemos. Pero no es justo. Yo quiero montar. –replicó María.
         -Sois unas cabezonas. Lo hago por vosotras no por mí. Yo sólo quiero que no os pase nada y vosotras queréis haceros daño. Pues allá vosotras. Haced lo que queráis pero cuando te caigas o te duela el brazo ya no me pidas ayuda. –y se fue bastante enfadada.
         -Creo que deberíamos dejarlo, María.

         -Sí, será lo mejor, Stacy tiene razón.

7 comentarios:

  1. Bueno, debes poner las comas en algunos sitios. Ya no te digo nada del laísmo. Ya tú misma te darás cuenta.
    Espero el siguiente (:

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  2. Ya te dije que las comas no se me dan bien :S yo creo que es así, además nadie más que tú me ha dicho lo del laísmo. Y lo del siguiente vas a tener que esperar porque este lo acabo de subir jajaja xD

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  3. Que es laísmo???
    Me encanta todavía más la historia... también yo espero el siguiente capítulo.

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  4. y para mi el salto no es ''simplemente saltar'' es algo mas que eso...
    Es ver los ojos del caballo con un brillo particular, enfrentándose al obstáculo, es ver montura y jinete decididos y dar un salto para casi rozar el cielo... es notar que la adrenalina corre por tus venas y sueltas todo ese nervio en forma de energía y decisión. Pero sin duda lo mejor del salto es cuando el caballo despega sus patas delanteras del suelo para posteriormente hacer lo mismo con las traseras y lanzarse sobrepasando el obstáculo y es ese momento donde disfrutas de verdad, son esas 3, 4, 5 (o las que sean) milésimas de segundo que se hace eternamente largo durando casi 5 minutos en nuestras mentes es ahí cuando te das cuenta de que puedes caer al otro lado del salto y oir la multitud aplaudir o a tu caballo galopar con brio, o también puedes ver una triste caída que te puede hasta matar...
    Eso es para mí saltar.

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  5. Ya lo sé. Mira, en la historia a María le encanta el salto y a Marta la Doma Clásica, cada uno tiene sus gustos y sus modalidades.

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  6. ya, a ver que a mi la doma me gusta pero me gusta mas el salto. Pues la verdad no encuentro lo de que a María le encanta el salto... xD jajaja

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  7. En el siguiente capítulo está jejej xD

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